viernes, 21 de octubre de 2011

Poema 31

Oh Dios: ¡Qué terribles han sido todas las épocas del hombre desde el primer pecado! Tú  nos estás viendo, nada ignoras. Tú sabes quiénes somos... por eso digo:

Nadie conoce su rostro
pero para él no hay ningún desconocido;
de tiempo a tiempo nos observa,
sabemos que no hay en él olvido;
conforta con su aliento al pobre,
dió oídos y voz a los profetas,
consejos sabios al creyente,
y misericordia al arrepentido.

Del misterio se despliega el rollo,
y del libro en que escribiste todo nombre
se van borrando los que se han perdido.
Vida les diste a los que pidieron perdón
y con sello de salvación los has marcado;
¡Oh si! Fe y esperanza les has dado.

¿Dónde está la Iglesia enamorada?
¿Dónde el siervo que no sea altivo?
En Jesús hemos puesto la confianza,
mas tropezamos aún en el camino.

En la Palabra se encuentran las señales,
en Cristo tenemos un amigo;
su sangre generosa nos purifica,
¡Él rescata al pecador arrepentido!

El que lava el alma y cambia la vida
está ante tu puerta y te ofrece alegría,
abre esa puerta, tu corazón clama,
abre esa puerta y tendrás vida,