miércoles, 23 de junio de 2010

Poema 2

Tú has cambiado mi tristeza en canto;
mi dolor, en gozo;
las tinieblas, en diáfano arcoiris.

Tú me rescatas de los precipicios,
tu mano siempre está dispuesta para alzarme.
Cuando tropiezo, no caigo,
sino que a cambio recibo tu enseñanza.

Llegaremos un día a la preciosa morada,
al lugar que creaste para estar junto a tí.
Allí guardas el tesoro de sonrisas infantiles,
de balbuceos de los niños pequeños,
de amor de padres y de abuelos,
de cariño de hermanos y de amigos.
allí hay aromas de oración,
y las almas se abrevan de agua de vida.
...¡Hay tanta paz!

Allí sabremos lo que aún no está claro,
y amaremos plenamente como tú nos amas.
Allí, esposa enamorada,
tu Iglesia estará
eternamente entregada a tí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario