En silencio me enseñas;
sin palabras derramas sabiduría y experiencia,
por tus consejos puedo seguir andando...
Iba hacia el lugar equivocado,
rechazando y negando lo que dabas,
iba inquieta hasta encontrarte;
tú -en cambio- ya me habías hallado.
Una vez oré, y tú con tu luz llegaste.
Sólo un instante secreto,
a tus pies,
yo de rodillas.
No quiero que el orgullo me devore,
tampoco que se desvíen mis pisadas,
o que el mundo me aleje,
por no escuchar tus palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario