jueves, 2 de diciembre de 2010

Poema 18

La luz de la mirada de Dios cae sobre todos,
conoce a cada uno,
sabe lo que pensamos,
desvela nuestras tinieblas…
Pero estamos como idos, distraídos.
¿Abrirás tu corazón al que te ama?
¿Le darás tu corazón al que te espera?

Él sabía cómo seríamos desde siempre,
él nos sustentó desde el primer día,
con solícito cuidado nos veía,
y nos dejó crecer,
y nos dejó crecer.
Dios trazó el universo donde estamos,
de todos modos él nos ama,
pero también creó otras formas,
formas extrañas,
de selvas, mares, llanura y montañas,
y también las dejó ser,
las dejó ser.

¿Abrirás tu corazón al que te ama?
¿Le darás tu corazón al que te espera?
Del Verbo son las brillantes entrañas del espacio,
su sabiduría impulsó todo movimiento;
emergió de Dios lo que llamamos el principio,
determinó también lo que será el final,
pero rescatando,
eternamente, rescatando lo que ante sus ojos
vale la pena amar.

¿Abrirás tu corazón al que te ama?
¿Le darás tu corazón al que te espera?
Suben al cielo
Oraciones perfumadas de deseo,
anhelos de ser amados,
sed de pertenecer.
Nuestra miradas pueden atravesar el velo,
el velo tejido, el velo partido,
la bruma, las nebulosas trampas.
Nuestras miradas pueden atravesar el velo
para ver,
finalmente, para ver.

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