jueves, 2 de diciembre de 2010

Poema 21

La suavidad del papel no iguala
las palabras de amor que hay en tus páginas;
y yo acaricio esas palabras,
que alientan mi reposo
e impulsan mi confianza.

Cuando era niña leía de corrido;
entendía todo, según me parecía.
me detengo hoy en tu lectura:
cada frase contiene más verdades
de las que mi entendimiento capta.

Esas páginas dicen como somos;
en los ojos que leen, descansa la mirada.
Lo dicho sube desde el libro al alma.
No son ni los nombres ni las historias,
no son las palabras bellamente articuladas:
el pensamiento de Dios es perfecto,
como precisas son sus palabras.

Desde la Biblia llega la voz de Dios
y se transforma en práctica:
mueve a los creyentes y los cambia;
sin detenerse sigue adelante,
toca al incrédulo y lo convierte.
El pensamiento de Dios es perfecto,
como precisas son todas sus palabras.

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