Cuando el día esté nublado en tu corazón,
cuando te parezca que Dios no oye tu oración,
cuando sientas el dolor que dejan
los amigos que se alejan;
cuando pienses que te has equivocado,
pero no sepas en qué has errado,
de Jesús aprende la humildad
y arrodíllate una vez más.
En su vida hubo amor y generosidad,
él a nadie traicionó jamás.
Pero allí estabas entre los que lo azotaban,
tú y yo eramos uno de los que lo injuriaban,
nuestros pecados de hoy ya nos delataban.
Y él, silencioso, había tomado la decisión
de pagar en la cruz por nuestra salvación.
Así que hubo alguien más injustamente tratado,
hubo alguien que sin culpa fue abusado;
ese Jesús, que siendo Dios, se hizo tu hermano,
padeció por tí, y aún está a tu lado.
Rey de Reyes y Varón de Dolores,
tu poder en tí mismo santificado,
no quiere venganza por los males,
ni respuesta airada por lo pasado,
sino que con mano firme te consuela
y limpia tu alma para que no te duela.
Míralo cómo te cuida y te levanta,
hasta el Espíritu te envió como tu guía.
Desecha tus penas y, aún, canta,
porque al hacerlo volverá a brillar tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario